
FISIOTERAPIA DE DOLENCIAS Y LESIONES
Tu cuerpo no está roto. Ni viejo, ni oxidado, ni "ya no vale para eso". Está cansado, descompensado o pidiendo a gritos que le hagas un poco de caso. Pero roto, lo que se dice roto... no. Lo que pasa es que llevas tiempo tirando con molestias, adaptándote, estirando aquí, evitando allá… y claro, al final todo eso pasa factura. Te levantas ya molesta, te duele al cargar las bolsas, al agacharte, al conducir o simplemente al estar sentada un rato. Y aún así piensas: "Bueno, será normal... ya se me pasará." Pero no se pasa. Porque tu cuerpo no quiere que lo ignores: quiere que lo entiendas.

¿QUÉ HACEMOS AQUÍ?
Esto no va de darte un masaje y a otra cosa. Ni de crujirte porque sí. Aquí el proceso empieza escuchando. ¿Qué te duele? ¿Desde cuándo? ¿Qué te impide hacer? Después, te valoramos con calma. Miramos cómo se mueve tu cuerpo, qué zonas están trabajando de más, cuáles no hacen su parte, y dónde está el fallo que lo está liando todo. Queremos que entiendas qué le pasa a tu cuerpo, por qué está protestando y qué puedes hacer tú para ayudarle. Porque cuando entiendes lo que pasa, dejas de tenerle miedo al movimiento. Y empiezas a recuperar el control.
Y SI YA HAS LLEGADO HASTA AQUÍ...
...es porque probablemente ya has probado cosas que no han funcionado. Has ido tirando como has podido, esperando que con reposo o tiempo se pase. Pero el cuerpo no olvida. Y cuando no se le hace caso, lo dice más fuerte. Lo sé: da pereza pedir cita, volver a empezar, contar otra vez tu historia, enfrentarte al “a ver qué me dicen ahora”. Pero te aseguro que no todo tiene que ser difícil, ni raro, ni eterno. Aquí las cosas se hacen fáciles, se explican claras y se trabajan contigo, no sobre ti. Esto va de ayudarte a volver a moverte como tú sabes hacerlo. Sin miedo, sin tener que evitar posturas o actividades, sin estar pensando todo el rato en qué parte de tu cuerpo se va a quejar hoy. Si estás leyendo esto, probablemente ya sabes que algo tienes que hacer. Y si quieres, podemos empezar por aquí. Sin prometerte la luna, pero sí con intención. Y con ganas de ayudarte de verdad.
